lunes, 25 de noviembre de 2013

¿Cuánto eLearning cabe en una mochila?

No son adultos pero es inevitable que se conviertan en ello. De momento, han empezado el año escolar y se estima que el peso medio de una mochila es de 7 Kg diarios, entre libros y material escolar. 


Discusiones aparte de si el peso es excesivo, de si es mejor la mochila a la espalda o la mochila con ruedas donde la muñeca soporta todo el peso, la pregunta es: ¿es necesario que los niños sigan cargando con mochilas repletas de manuales en formato papel?. Desde el Ministerio de Educación se quiere facilitar la transición a la "mochila digital", es decir, que los alumnos puedan acceder a los recursos educativos a través de un dispositivo digital, lo que (supuestamente) reducirá el coste en material. No parece una idea descabellada, al fin y al cabo los escolares de hoy serán los jóvenes de mañana a los que se les exijan competencias digitales, participar en redes sociales y controlar todos los recursos en red disponibles que les permitan ser más visibles y marquen la diferencia con los demás para ser contratados.


Sin embargo, esta idea no ha parecido gustar a todo el mundo. Evidentemente, hay grandes handicaps que se deben superar para que el uso de contenidos eLearning en la enseñanza sea eficaz: la metodología debe cambiar, los docentes deben contar con habilidades tecnológicas, el centro debe estar dotado de un ancho de banda suficiente, todavía hay escasez de materiales académicos digitales... Cierto es. Muchos de los centros que ya están utilizando este sistema han realizado inversiones propias y las tablets son del propio centro. En otros casos, ha existido una subvención del Ministerio o Consejería de Educación autonómica para llevar a cabo proyectos pilotos. Nadie dice que económicamente sea un proyecto barato durante el periodo de adaptación.

Pero si nos olvidamos de los factores económicos y las trabas estructurales, y nos centramos exclusivamente en la orientación pedagógica, personalmente apoyo esta iniciativa. Principalmente por varios motivos:

  • La educación no puede desentenderse de la evolución tecnológica, no puede seguir caminando por los derroteros tradicionales porque tampoco los niños de hoy son los de hace 30 años. Su actitud hacia la vida y en el contexto en el que se mueven han cambiado, igual que han cambiado los estímulos que necesitan para conseguir motivación. Estos niños, que con 1 tierno añito son capaces de deslizar la pantalla del móvil de sus padres para ver a Pocoyó, presentan una predisposición hacia el aprendizaje interactivo y visual. Hagamos recuento de cuantos libros se regalan hoy de media en una Comunión y cuantos aparatos tecnológicos. Nos guste o no, las generaciones del futuro se alejan de los libros en formato papel.

  • Por otra parte, no nos olvidemos de las dificultades que presentan los libros de texto para dar respuesta a las necesidades educativas especiales. No pretendamos que escolares con problemas de deficit de atención obtengan grandes resultados académicos si para aprender tienen que enfrentarse a un manual que "no les habla".

  • El campo del eLearning ha experimentado un crecimiento impensable hace 10 años. Ahora hay toda una batería de herramientas de edición de contenidos, de creación de actividades, de diseño de evaluaciones, de seguimiento de alumnos a tiempo real, etc que facilita la elaboración de unos contenidos basado es un enfoque dinámico, interactivo, atractivo, motivante y participativo. Por otra parte, las bondades de la nube permite explotar las ventajas de las comunidades de conocimiento a través del intercambio de experiencias y de información.
  • El contexto actual reúne las características precisas para que por fin los profesores puedan tomar las riendas de la clase y exprimir toda su creatividad y su buen saber hacer. Ya hay docentes que están utilizando las herramientas digitales para crear contenidos y después compartirlos con los alumnos, superando así los contenidos pre-fijados por los libros de texto. Sus años de experiencia les han dotado de tablas suficientes para saber qué contenidos son más complicados para los alumnos, o que metodología deben utilizar para conseguir un aprendizaje más eficaz. Saben cómo atraer la atención de los alumnos. Saben que las mañanas de los lunes hay mucho sueño, que los viernes hay agitación, que el cansancio de los alumnos juega en su contra, que la curva de la atención disminuye según pasan las horas. De hecho, las editoriales tradicionales ya han dado el salto al material digital, como ha hecho Santillana, que dispone de un catálogo de recursos digitales académicos, tanto para alumnos como para profesores, en todos los niveles educativos y áreas.
  • Si la educación para adultos está desarrollándose ya en los derroteros de la teoría de juegos y la gamificación, ¿por qué queremos que los niños, expertos en el juego, aprendan a golpe de párrafo? Es una paradoja que no aún no termino de entender.

  • El abandono escolar de los jóvenes españoles dobla al media europea, aunque se ha reducido en los últimos cinco años. Los expertos teorizan que el contexto de crisis económica ha propiciado la vuelta a las aulas de los jóvenes, pero lo que deberíamos preguntarnos en por qué deciden abandonar la educación. Supongo que alguien más que yo se habrá dado cuenta de que el sistema educativo español, tan centrado en las clases magistrales y tan lejos de la realidad profesional donde aterrizará el alumno, no resulta especialmente motivante. El alumno llega a clase, se sienta en su silla y escucha la exposición del docente. Con suerte, hasta podrá realizar un caso práctico en el aula. El elearning presenta una ventaja indiscutible frente a otros métodos de aprendizaje: el alumno es el centro del sistema, es el actor principal alrededor del que gira el aprendizaje.

Por todo ello, yo estoy de acuerdo con la mochila digital. Creo que es beneficioso para la sociedad, para los estudiantes, para los formadores y para conseguir un sistema educativo sólido y de calidad. La educación a través de contenidos dinámicos e interactivos facilita un aprendizaje más duradero, pues se pone en marcha el desarrollo de habilidades y competencias que permiten la adquisición de destrezas. No sólo hay que leer, también hay que tocar, escuchar, buscar información, oír. El estudio se convierte en una tarea estimulante y atractiva para el alumno.

Además, si se educa desde la infancia en el uso responsable de las tecnologías y se fomenta la actitud crítica y analítica para descartar aquella información que no es válida y diferenciar una fuente fiable de la que no lo es, se estará preparando a estos niños para usar Internet y todo lo que conlleva, redes sociales incluidas, de una forma más constructiva el día de mañana.










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